Las heroínas de América

Las heroínas de América

EL PAÍS presenta la historia de cinco latinoamericanas que fueron víctimas de violencia de género y de las mujeres de su familia, las activistas y las políticas que tomaron sus casos convirtieron la indignación en ley y trazaron un límite para que ninguna otra tuviera que volver a pasar por lo mismo

 

A la brasileña María da Penha su marido le disparó en la espalda mientras dormía y, cuando ella logró sobrevivir, intentó electrocutarla en la ducha. La colombiana María Elvira Cely fue violada brutalmente, herida de muerte y abandonada en un parque público de Bogotá por un compañero de la escuela de adultos a la que asistía. La mexicana Olimpia Coral Melo intentó quitarse la vida varias veces luego de que, a los 18 años, un exnovio divulgara en internet un video sexual suyo. A la peruana Evy Ágreda un compañero de trabajo, que la había acosado durante meses, le roció combustible y le prendió fuego mientras viajaba en un autobús. La niña argentina Brisa, instigada por su padre, le pidió a los Reyes Magos que su madre volviera a su casa, aunque él sabía que aquel deseo era imposible de cumplir: él mismo la había matado a golpes y la había arrojado a un arroyo hacía 15 días.

 

¿Qué se hace con toda esa rabia? Transformar la sociedad. Eso es lo que hicieron ellas —las que lograron sobrevivir— y mujeres de sus familias, activistas, funcionarias, legisladoras y ciudadanas que tomaron sus casos y trazaron un límite con la sangre hirviendo: lucharon para romper la desidia del Estado y las autoridades, para que los agresores no quedaran impunes y para que ninguna otra mujer tuviera que volver a pasar por lo mismo; para que todas tuvieran herramientas que les permitieran defenderse de la violencia machista y perseguir a los maltratadores.

 

Este 8 de marzo, cuando las calles de América Latina se llenen de mujeres pidiendo igualdad, justicia y que no las maten, como cada año, una de las frases emblemáticas del movimiento feminista volverá a enunciar esta verdad desde las pancartas: “El Estado no me cuida, me cuidan mis amigas”. En un continente donde cada día matan a más de 11 mujeres al día, según los datos más recientes de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), los casos de Rosa Elvira Cely, María da Penha, Olimpia Coral Melo, Eyvi Ágreda y Brisa son un ejemplo de ello. En los últimos años, ellas o lo que han inspirado sus historias están haciendo de América Latina una región un poco más segura para las mujeres.

 

Las cinco fueron víctimas de distintos tipos de violencia. Pero sus nombres se convirtieron en símbolo de resistencia y de cambio.

 

María da Penha-Brasil

Sobrevivió a dos intentos de feminicidio y su larga lucha alumbró una ley que permite perseguir con dureza a los agresores y proteger a las víctimas de violencia de género

Rosa Elvira Cely-Colombia

La batalla de su familia y de los colectivos feministas para que no quedara impune el crimen brutal del que fue víctima permitió tipificar el delito de feminicidio en Colombia

 

Eyvi Ágreda-Perú

Su caso puso en foco la violencia machista en el país y desató una protesta masiva que permitió a legisladoras y funcionarias incluir el delito de acoso en el código penal

 

Olimpia Coral Melo-México

Gracias al apoyo de su madre y al activismo feminista, pasó de ser víctima de violencia digital a redactar la ley que penaliza la difusión de fotos y vídeos íntimos sin consentimiento

 

Brisa-Argentina

La niña argentina que dio nombre a una ley para proteger a los hijos de las víctimas de feminicidios

 

Las vías por las que estos cinco casos se convirtieron en ley son diversas, pero todos tienen en común el hartazgo de las mujeres por un sistema que durante mucho tiempo no ha escuchado sus demandas y la movilización de los colectivos feministas, una lucha transversal que en Latinoamérica está mostrando especialmente su fuerza y que también se ha anotado otras victorias recientes como la despenalización del aborto en Argentina, Colombia o México.

 

En El invencible verano de Liliana, un libro en el que reconstruye el feminicidio de su hermana en 1990, la escritora mexicana Cristina Rivera Garza escribe que los asesinos de mujeres huían “prófugos de leyes que no existían”, hasta que llegó el día en que, “con otras, gracias a la fuerza de otras, pudimos pensar, imaginar siquiera, que también nos tocaba la justicia”. Este es el caso de estas cinco historias de mujeres que están transformando América.

 

 

 

 

 

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